Lo vengo diciendo hace bastante tiempo, que en este Congreso no tendríamos congresistas sino delincuentes. Basta ver la retahíla interminable de congresistas con procesos penales y dedicados a buscar impunidad, legislando para blindarse, copando instituciones y arremetiendo contra todo aquel que se atreva a denunciarlos o enrostrarles las trapacerías que cometen.
Basta ver al presidente del Parlamento, Alejandro Soto, un sinvergüenza que aprovechándose del cargo de congresista promovió una ley para salvarse de una inminente sentencia por estafa que lo iba a llevar directamente a Quencoro, la cárcel del Cusco, pues todas las pruebas lo incriminaban. Definitivamente, estos congresistas tienen el presidente que los representa, les cae a pelo.
No solo se están tirando la plata, literalmente, asignándose los bonos que quieren y las canastas navideñas como una muestra de desprecio por los bienes públicos, sino que están en una farra fiscal interminable, incrementando el presupuesto del Congreso por más de mil millones de soles. Y tienen que incluir a sus trabajadores porque los estuvieron extorsionando, y al salir el escándalo de los ‘mochasueldos’ han reculado y han empezado a silenciar las denuncias con los bonos y quién sabe si siguen extorsionándolos a cambio del silencio, al mismo estilo de las mafias probablemente.
Pero todo esto es nada al lado de lo que pretenden hacer hoy en la tarde, en la última sesión de esta legislatura; van a arremeter contra la Junta Nacional de Justicia. En una sola sesión, sin investigación previa y de manera autoritaria, quieren remover a todos los miembros de la JNJ, con la imposición de sus votos, como venganza por haber suspendido a Patricia Benavides, la investigada fiscal de la Nación que movía los tinglados en el Congreso.
Esto es una clara agresión a nuestra democracia y la dignidad del país. Lo que está haciendo hoy el Congreso es implantar una dictadura parlamentaria, dejando un precedente terrible con una interferencia grosera de poder, condicionando las decisiones del sistema judicial al estado de ánimo de los parlamentarios.
Todo esto se da con la connivencia del gobierno de Dina Boluarte, que parecería que no está gobernando ante tanto desmadre, dejando el país al garete; lo que no se dan cuenta es que el Ejecutivo y el Congreso están cavando su propia tumba porque esta ignominia va a tener consecuencias; no provoquen a la población para que salga a chapar congresistas.
Columnista Diario Perú 21
Foto: Andina
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