¿El desamor por el Perú?

Por Vicealmirante (r) Calisto Giampietri ||
 
“El amor no existe, existen solo los actos de amor”, decía el gran escritor francés Jean Cocteau. No dudo de la verdad profunda que este pensamiento encierra; por eso siempre he creído que las frases grandilocuentes, cargadas de grandes promesas, palabras melosas que aluden al sentimiento patrio, no son otra cosa que ruido, aire desplazado, maña criolla. Los políticos tradicionales están acostumbrados desde siempre a este tipo de amor, que nada cuesta y con el que, lamentablemente, seducen a las masas. Los peruanos hoy recordamos un sinfín de lemas falsos, fabricados para engatusar. A las palabras, finalmente, se las lleva el viento y las elecciones.

El auténtico amor a la Patria se expresa en los hechos, en los actos, permanece en el tiempo, es un sol que brilla siempre. Grau en cuerpo y alma entregándose a la defensa del Perú frente a un enemigo muy superior, Bolognesi inmolándose por la dignidad peruana, Cáceres llevando la resistencia a los Andes, impidiendo una victoria fácil del enemigo, retándolo sin pausa, Quiñones inmolándose en quebrada seca y Alipio Ponce abatido por la metralla en la meseta de Porotillo. Ellos y todos nuestros héroes de ayer y siempre deben ser recordados como permanente fuente inspiración si queremos reconstruir nuestro país.

No es externo el enemigo que hoy quiere destruirnos, es interno, lo que quiere decir que es más peligroso: nuestro futuro está amenazado por la corrupción, el desgobierno y la falta de coraje, males que nos debilitan y minan todos los días como un devastador cáncer.

Y es penoso constatar que en medio de la profunda crisis que nos abate, todavía la mayoría de los políticos está haciendo cálculos enteramente personales, que no son otra cosa que el cómo pescar a río revuelto; usan toda sus supuesta inteligencia y experiencia para tramar cómo llegar al poder por la vía más expeditiva, recurriendo al manido recurso de la demagogia, a la fácil crítica al régimen de turno, a la promesa falsa. Por eso en el horizonte del 2026 algunos analistas ven 25 o 30 partidos y candidatos. Es el festín, el carnaval, de la irresponsabilidad, de la vanidad, el desamor manifiesto por el Perú.

Hay una luz al final el túnel, pero para caminar hacia ella es necesario la real conciencia ciudadana, que los peruanos más jóvenes, el grueso de nuestro electorado, tenga los ojos muy abiertos, la mente clara y el corazón sosegado. Que quien quiera proponerse como solución a la crisis peruana no sea un payaso ni un buscavidas, como casi todos los últimos gobernantes, sino un ciudadano serio detrás del cual exista un programa de gobierno consistente. Que hable bonito es lo de menos, que maldiga en nombre nuestro a quienes quiere presentar como los culpables de todo es solo show. Lo esencial es que los electores sepan qué clase de hombre o mujer es y cuanto conocimiento y compromiso tiene para aplicar soluciones efectivas y realistas para escapar del pantano en donde nos han conducido quienes no aman al Perú. Tengo fe en los jóvenes, en su amor por el Perú, en su amor por nuestro futuro y por el Perú.
#despiertaperudespierta
Colaborador Diario Expreso 
Foto: Infobae 

Publicar un comentario

0 Comentarios