Desde mi perspectiva como ciudadano de Moquegua, no puedo quedarme indiferente ante las alarmantes revelaciones presentadas por la Contraloría General de la República en relación con el proyecto educativo TIC 2 en el Gobierno Regional de Moquegua (GRM). Las irregularidades detectadas en el proyecto de mejoramiento de las capacidades informáticas y tecnológicas de estudiantes de primaria y secundaria de los colegios públicos de la región son un golpe directo a la calidad de la educación que nuestros hijos merecen.
El informe de Auditoría de Cumplimiento N° 046-2023-2-5347 expone una serie de desaciertos que van más allá de simples errores administrativos. Pagaron por bienes que incumplen las especificaciones técnicas y no les cobraron penalidades a proveedores que entregaron los bienes fuera de plazo establecido. Este accionar ha generado un perjuicio económico total de S/ 2, 616 093, un número que no solo debería preocuparnos sino también indignarnos.
Es inaceptable que se haya dejado de cobrar penalidades a empresas proveedoras que entregaron equipos fuera del plazo establecido, favoreciéndolas y perjudicando los intereses de la educación en Moquegua. La falta de diligencia y la permisividad ante incumplimientos son un atentado directo contra el futuro de nuestros jóvenes.
La Entidad Superior Fiscalizadora encontró irregularidades en la compra de 4,867 computadoras personales por un monto de S/ 19.3 millones. La empresa proveedora incumplió el plazo de entrega, pero sorprendentemente no se aplicaron penalidades. ¿Cómo es posible que no se haya tomado acción alguna cuando el cumplimiento de plazos es crucial, especialmente en proyectos educativos?
Las acciones de los servidores del GRM, propiciando cambios en las guías de remisión remitente y permitiendo la no aplicación de penalidades, demuestran una falta de compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas. El informe también señala que funcionarios permitieron la falta de aplicación de penalidades a una empresa que suministró 1,000 laptops por S/ 3.3 millones. Esto no solo es un desliz administrativo, sino un evidente acto de negligencia que debe ser corregido de inmediato.
La compra de 300 gabinetes móviles por S/ 1.3 millones y otros 100 gabinetes móviles por S/ 393 865 que no cumplen las especificaciones técnicas es otro capítulo en esta triste historia. ¿Cómo es posible que se haya pagado por bienes que no cumplen con lo solicitado, desperdiciando recursos que podrían haberse destinado a mejorar la educación en la región?
La adquisición de 800 laptops con características distintas a las solicitadas y sin la emisión del informe previo de evaluación de software es otro punto que resalta en este informe. El encargado del proceso de contratación eligió fichas de producto de una marca y modelo determinado sin justificar dicha elección y sin comunicar al área usuaria las diferencias en las características seleccionadas y el costo, que superó en un 61% al presupuesto considerado según el expediente técnico. Este derroche de recursos es inaceptable y demuestra una falta de responsabilidad en la gestión de este proyecto educativo.
Las irregularidades detectadas por la Contraloría no solo son un problema administrativo, sino un asunto que afecta directamente a nuestros hijos en edad escolar primaria y secundaria en Moquegua. Este no es un tema que deba pasar desapercibido; por el contrario, debe convertirse en una llamada de atención para todos nosotros como ciudadanos activos y vigilantes.
Es hora de preguntarnos, ¿dónde están los señores consejeros como representantes de la población, sociedad civil, asociación regional de padres de familia, SUTER de docentes? En el transcurso del mes, espero que se pronuncien y tomen acciones concretas para abordar esta situación. La corrupción de funcionarios no puede convertirse en una cantaleta constante, sino en un problema que abordemos de manera decidida y eficaz.
En conclusión, Moquegua merece una educación de calidad y un manejo responsable de los recursos destinados a proyectos educativos. No podemos permitir que la corrupción socave los cimientos de la formación de nuestros jóvenes. Es hora de exigir responsabilidad y transparencia a las autoridades involucradas. Nuestros hijos merecen un futuro mejor, y eso comienza con un compromiso real con la educación y la erradicación de prácticas corruptas. La ciudadanía debe permanecer vigilante y exigir que se tomen las medidas necesarias para corregir las irregularidades detectadas. ¡Basta de corrupción! Es tiempo de reconstruir la confianza en nuestras instituciones y garantizar un futuro educativo sólido para las generaciones venideras en Moquegua.
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