No más pobres… pero ellos en el menú del lujo

Por Ubaldo Alvarez A ||

Hay cosas que duelen más que un golpe, y una de ellas es la traición de quien prometió estar de tu lado y de muchos que confiaron. “No más pobres en un país rico” —esa frase nos la vendieron como si fuera pan recién salido del horno. Y claro, la compramos una mayoría, porque en un país como el nuestro, donde el sueldo mínimo no alcanza ni para sobrevivir dignamente, escuchar que alguien por fin se compromete a luchar contra la pobreza  suena casi como un milagro. Pero lo que no sabíamos es que quienes se sentaban en Palacio, lo hacían con hambre de otra clase… con hambre y sed de poder, de lujos y de banquetes a costa de todos nosotros.

Sí, hablo de Pedro Castillo y de Dina Boluarte. Dos presidentes del partido político "Perú Libre" de la facción izquierda, que llegaron con el cuento de la austeridad, el pueblo primero, de la justicia social... y que terminaron sirviéndose no del país, sino del presupuesto del país. Lo que han hecho, y lo digo sin rodeos, es una falta de respeto a los ciudadanos dignos. Un insulto directo a cada peruano que mide el arroz para que alcance hasta fin de mes, aceite para la quincena, que deja de cenar para que sus hijos sí lo hagan.

Pedro Castillo se gastó más de tres millones ochocientos mil soles en alimentos en un solo año. Repito: un solo año. Pollo por toneladas, cenas fastuosas, celebraciones familiares con los recursos del Estado. Su cumpleaños costó más de CIEN mil soles al bolsillo de todos. ¿Y nosotros? Aplausos desde el patio, porque "el profe" venía del pueblo del Perú profundo. Pero el pueblo no vive de símbolos ni de discursos vacíos. Vive del arroz, del gas, aceite, pollo, carne, del pan que cada vez cuesta más.

Y luego llegó Dina Boluarte, que en dos años y medio ha superado los 4 millones y medio de soles en alimentos, más medio millón en tarjeta o vales de consumo. Una mujer que decía que con 10 soles se podía cocinar tres comidas al día. Tal vez sí, si uno cocina con imaginación, a fuego lento y mucha magia. Pero ella parece que cocina con lomo fino, jamón inglés, pecanas y cuy al horno. Y nosotros seguimos comiendo lo mismo de siempre… si es que alcanza.

¿Dónde quedó la austeridad que tanto predicaron? ¿Dónde están los valores que dijeron defender? Porque gastar esas cifras en comida cuando hay niños que van al colegio sin desayunar, ancianos que forman largas colas desde la madrugada para conseguir una cita médica en hospitales de EsSalud, Minsa  sin medicinas casi colapsados y algunos jóvenes que no encuentran trabajo, es una bofetada directa a la dignidad del pueblo peruano.

Y ojo, que esto no se trata solo de cifras frías. Se trata de lo que representan. Mientras nosotros apretamos el cinturón, ellos se aflojan la corbata y piden otro plato de lomo fino. Mientras tú y yo nos cuestionamos si alcanzará dinero para el almuerzo, ellos deciden si prefieren cordero o cerdo. Y eso, amigos, no se puede tolerar más. ¿Qué autoridad moral puede tener un presidente o presidenta que predica con palabras y se contradice con el tenedor en la mano?

Es fácil hablar de la lucha contra la pobreza con la barriga llena. Pero el verdadero liderazgo se mide en gestos. Se mide en renuncias, en coherencia, en ejemplo y modelo. Y en eso, tanto Castillo como Boluarte han fallado rotundamente. Uno entre escándalos judiciales y ausencias vergonzosas en el Consejo de Ministros. La otra, duplicándose el sueldo presidencial mientras nos habla de disciplina fiscal. ¡Qué ironía tan cruel!

En otras palabras, yo no quiero más discursos. Quiero gestos reales. Quiero que quien me gobierne coma como yo, camine como yo, sienta el peso del día a día como yo. No pido milagros, solo decencia. Y si eso es mucho pedir, entonces tal vez estamos condenados a seguir siendo un país rico... pero gobernado por quienes comen como reyes y gobiernan como farsantes.

Porque cuando el menú del poder se convierte en banquete, el hambre del pueblo se convierte en rabia. Y esa rabia, tarde o temprano, se vuelve voz. Y la voz, cuando se levanta con dignidad, es imposible de callar.
Foto: Andina

Publicar un comentario

0 Comentarios