Los áridos paisajes de Querapi, situados en las pampas de Jaguay, han sido testigos de una lucha incesante por el recurso más esencial: el agua. Los residentes, desplazados a esta zona por la erupción del volcán de Ubinas, se encuentran hoy en el epicentro de una disputa con el Proyecto Especial Regional Pasto Grande (PERPG), que ha levantado una tubería para desviar el preciado líquido que les corresponde.
Esta controversia ha sido destapada por los propios reasentados de Querapi, quienes están indignados por el accionar del personal del PERPG. El proyecto está construyendo una tubería matriz que redirige el agua lejos de sus tierras hacia una zona que no está incluida en su proyecto de riego. Este desvío, en apariencia, solo beneficiaría a una persona, conocida únicamente como Pineda, cuya conexión con el proyecto es un misterio.
La situación se agrava por la falta de respuestas de las autoridades pertinentes. A pesar de numerosas comunicaciones escritas al ingeniero Javier Peñaloza, al gerente del PERPG, Javier Romero, y la gobernadora Gilia Gutiérrez Ayala, los residentes siguen esperando explicaciones convincentes. El mutismo de estas figuras de autoridad ha dejado a los habitantes de Querapi con un sabor amargo de injusticia.
La inquietud crece ya que los residentes ya se encuentran bajo pruebas hidráulicas, lo que significa que están lidiando con una escasez de agua. Actualmente, solo reciben entre 12 y 15 litros por segundo, insuficientes para regar sus tierras. La construcción de esta nueva tubería amenaza con empeorar aún más su situación.
Ante este panorama, los pobladores reasentados de Querapi hacen un llamado urgente a la fiscalía y a los consejeros regionales para que intervengan. Si el PERPG continúa privándoles de agua, todos los agricultores se verán afectados y sus cultivos estarán en peligro. Esta lucha no solo se trata de agua, sino de justicia y equidad en una población que se niega a ser víctima del abuso de poder.
Foto: Andina
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