El 78% de la PEA del país se desarrolla en el sector informal, fuera de la ley, o en la extralegalidad. En la informalidad, se trabaja en condiciones precarias, no existen redes de protección social, pensiones de jubilación, ni seguro médico o de desempleo. En el sector informal, muchos trabajan sin condiciones de seguridad mínimas. Basta recordar la forma en la que murieron Jovi Herrera y Jorge Huamán encerrados en un contenedor en un incendio en la galería Las Malvinas en el 2017.
El principal problema estructural del mercado laboral peruano es la baja productividad de nuestros trabajadores. En el Perú existen tres millones de empresas; de estas, el 99,4% son mypes y se calcula que la tasa de informalidad laboral llegó a 84,2%. En el sector informal, los salarios son mucho más bajos que en el sector formal. Se calcula que en el sector formal son 2,6 veces superiores.
De acuerdo con el Banco Mundial, siete de cada 10 peruanos es pobre o susceptible de caer en pobreza y recomienda que el Perú se concentre en reducir la fragilidad social y avanzar hacia un crecimiento más equitativo y sostenible. Entre junio y setiembre, seis de cada 10 peruanos se quedaron sin alimentos por falta de dinero o recursos. Los peruanos más pobres dedican un porcentaje mayor de sus ingresos a alimentación y cualquier caída en sus ingresos tiene un impacto directo en la calidad y cantidad de los alimentos que consumen, lo que se ve reflejado en la incidencia de anemia y desnutrición.
En el Perú, la pobreza se transmite de forma intergeneracional; esto es, de padres a hijos. Según la OCDE, somos uno de los países en los que el nivel socioeconómico del alumno tiene más impacto en su rendimiento escolar. Existe una clara desigualdad en las oportunidades a las que acceden los niños dependiendo del lugar de origen, lengua, nivel socioeconómico y educativo de sus padres. De hecho, un niño cuya lengua materna es nativa tiene 36% más probabilidades de ser pobre que si su lengua materna es el castellano. La desigualdad en la infraestructura educativa promueve la desigualdad socioeconómica. Así un niño del sector socioeconómico A/B obtendrá mejores resultados no solo porque pertenece a dicho estrato, sino por el colegio al que va. Mientras que con los niños de los sectores socioeconómicos más bajos ocurrirá lo opuesto, porque no solo tienen el problema del efecto negativo de su condición socioeconómica, sino que las características de su escuela también los perjudican. Solo el 13% de los colegios públicos tiene acceso a electricidad, agua, saneamiento e Internet.
Douglass North sostenía que la diferencia entre un país desarrollado y uno en desarrollo es que en el primero existe un orden social de acceso abierto a instituciones económicas y políticas mientras en el segundo este acceso está condicionado a características personales y basado en relaciones de poder y exclusión. En los países desarrollados, todos los ciudadanos tienen acceso a los mismos derechos. En los países en desarrollo, el crecimiento económico no es suficiente para alcanzar el desarrollo, pues está basado en la exclusión, las relaciones asentadas en privilegios y la apropiación de rentas. Además, en los países desarrollados el Estado garantiza la igualdad ante la ley, seguridad jurídica, derechos de propiedad y los contratos, así como el ejercicio de las libertades individuales, pero este no es el caso del Perú.
¿Esto es responsabilidad del capitalismo? No. De hecho, es gracias a la innovación que genera el capitalismo que se ha logrado reducir la pobreza y los avances que han permitido el progreso de la humanidad. En 1820, el 94,4% de la población mundial vivía en pobreza y el 84% en pobreza extrema. Para el 2019, menos del 10% vivía en pobreza extrema. Y, sin embargo, no podemos dejar de reconocer que existen aún empresas en el Perú que tienen prácticas mercantilistas basadas en privilegios. ¿Eso es un ataque al sistema capitalista? No, porque el capitalismo se basa en el intercambio voluntario y, por lo tanto, es incompatible con el mercantilismo y la corrupción.
¿Sostener que existen privilegios en el Perú –y que este es un país centralista y clasista– es atacar al capitalismo y ser un aliado del progresismo? No, es decir claramente cuál es la realidad del país. A ver si al incomodar nos atrevemos a actuar.
Columnista de Diario El Comercio
Foto: Andina
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