¿Para qué sirven hoy día los prefectos, subprefectos y “otras autoridades políticas”? Solamente para que el presidente de la República contrate a amiguetes, pagándoles una buena remuneración –comparada con la que recibe la mayoría de peruanos– y los obligue a realizar proselitismo a favor suyo, evidentemente sin servirle en lo más mínimo al pueblo peruano. Según los presupuestos, Prefecto es aquella autoridad administrativa que maneja los asuntos de Gestión y Seguridad Interna en el ámbito del territorio al que ha sido designado: y además cuida los intereses del país ante la posibilidad de desorden y anarquía de las autoridades regionales; aparte de llevar la voz del gobierno a las poblaciones, regiones y provincias y tener, bajo su mando, a subprefectos, gobernadores o tenientes gobernadores. No obstante, tras haberse instituido la Regionalización en el año 2022, estas funciones territoriales dejaron de depender del gobierno nacional y pasaron a serlo de los gobernantes regionales. ¡Es decir, ahora formalmente los prefectos ya no tienen cabida en las regiones! Sin embargo, hace poco el congresista Wilson Quispe de Perú Libre –partido propiedad del prófugo Vladimir Cerrón que mantiene, entre sus prosélitos, al ágrafo/golpista e imputado por corrupción, Pedro Castillo; y a un clan de pro cubanos, por venezolanos vendepatrias a órdenes de agrupaciones totalitarias extranjeras como el Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo– presentó un proyecto de ley para que “los prefectos, subprefectos y otras autoridades políticas’ (del Ejecutivo) sean democráticamente elegidas mediante el voto popular.”
¡Hombre! Es evidente que este afiebrado castillista –como ocurre con la mayoría de sus cofrades perulibristas– obviamente no ha leído la ley que regula las regiones. Y, llevado por su entusiasmo, pretende imponer lo que existe en republiquetas como Cuba, Venezuela o Nicaragua, donde el dictador lo manipula todo. Por fortuna hoy, repetimos, los cargos de prefecto, subprefecto y gobernador dejaron de funcionar. Por tanto, legislador Soto, ahora no cabe “elegir democráticamente a los prefectos y subprefectos” porque, sencillamente, el gobierno nacional no tiene cabida alguna en las regiones. Consulte usted su proyecto con los presidentes regionales, y verá que su iniciativa no sólo será descartada, sino reprochada por ilegal.
Más bien, en estos difíciles tiempos las bancadas democráticas y constitucionalistas –que conforman el Legislativo– debieran promover una ley que elimine prefecturas, subprefecturas “y demás cargos políticos del poder Ejecutivo” en nuestras regiones, tomando en consideración la dura situación de la economía nacional y, asimismo, la inconveniencia de engrosar la planilla estatal sin justificación alguna; en lugar de adelgazarla, cuidando el trajinado bolsillo del contribuyente. Debatan cuanto antes, señores parlamentarios, un proyecto que propone “abolir los cargos de prefecto, subprefecto y/o otras autoridades políticas” en las regiones. Se lo agradecerán las autoridades regionales junto con muchísimos ciudadanos más que reconocerán su aporte ya que, indudablemente, contribuirá a mitigar la difícil situación en que hoy está la patria; en vez de seguir tensando la compleja coyuntura socioeconómica del Estado, como vienen haciendo ustedes desde que iniciaron su función en el año 2021.
Columnista de Diario Expreso
Foto: RPP
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