Luis Guillermo Lumbreras: en la historia de Perú

Por: Rodrigo Montoya Rojas* ||

El arqueólogo huamanguino Lumbreras, investigador y profesor, tuvo desde estudiante un pensamiento crítico y una visión del pasado peruano articulada a su presente de todos los días

10 de noviembre, 2023.- Luego de una larga vida de 87 julios, partió hoy [ayer] en su viaje sin regreso, el arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras Salcedo. En 1969, con solo 33 años, publicó la primera edición de su libro Pueblos y culturas del Perú antiguo en el que ofreció una visión de conjunto de los pueblos que vivieron en el actual territorio peruano, desde su llegada en oleadas múltiples de migrantes de Siberia y otros lugares asiáticos, probablemente hace 13 o 15 mil años, hasta la invasión de los cristianos-españoles en 1526-1532.

Ofrecía un panorama de todos los hallazgos arqueológicos en los Andes, Costa y parte de la Amazonía, los estudios y las corrientes académicas para entenderlas. Traducido al inglés, fue publicado en 1974; su tercera edición de 2019, fue celebratoria de sus 50 años, con una versión corregida, ampliada, y actualizada luego de un largo trabajo adicional.  

Después siguió explorando, excavando, pensando, ordenando. Fue decisiva su contribución para el estudio de la cultura Huari, cerca de Huamanga en el norte de Ayacucho, que fue el centro del primer Estado, seguido por el de Tiahuanaco, antes del Estado Inca. Siguiendo las huellas de Julio C. Tello, hizo estudios en Chavín de Huantar (Ancash) y escribió dos volúmenes dando cuenta de sus excavaciones.

En Chavín convergieron los Andes, la Amazonía y la costa; por esto, el maestro Tello adelantó la idea de la importancia de la Amazonía en la formación de las primeras culturas peruanas. Más tarde, los estudios de Ruth Shady en Caral, (Supe-Lima) llevaron más lejos en el pasado, hace 5,000 años, lo que ella denominó “la primera civilización peruana”. 

El arqueólogo huamanguino Lumbreras, investigador y profesor, tuvo desde estudiante un pensamiento crítico y una visión del pasado peruano articulada a su presente de todos los días. Estuvo siempre atento a los tres momentos del tiempo: el pasado largo y pesado; el presente momentáneo en el que una parte del pasado va perdiéndose y otra, muy importante, en la que aparecen los fragmentos del futuro, visible cuando sean presente y luego pasado.

Entre varios otros libros, en Arqueología y sociedad, ofreció una reflexión para pensar la arqueología como un saber que debe estar profundamente articulado a la sociedad y no solo a estudios cada vez más especializados en el estudio de los restos monumentales de las culturas del pasado. Por su juicio crítico, estuvo siempre en el campo de la izquierda a partir de una opción académica de investigación, enseñanza y reflexión. 

Profesor, conferencista, director de Museos (Antropología e Historia, De la Nación) director del Instituto Nacional de Cultura, profesor visitante en Europa, Estados Unidos, América Latina, no recuerdo si también en Japón, fue siempre un portavoz de los hallazgos de la arqueología y sus contribuciones para el presente y futuro del Perú.      

Hoy, calló su voz. No dejaré de lamentar que no pudimos despedirnos con un abrazo cargado de 55 años de amistad y cariño. En los años de pandemia y post pandemia asumí la responsabilidad de hacerle reír, para bajarle algo la seriedad tan suya, y tratar de contrarrestar con un mínimo de humor los golpes que ese covid 19 produjo en Perú y en el mundo. 

Es el momento de decirle gracias por lo que aprendimos de él, de darle a Marcela Ríos-Lumbreras, un hondo y fuerte abrazo, a sus wawas grandes y chicas, a sus familiares y a los amigos que quedan. Tengo también un cariño particular para Luchito Lumbreras, el arqueólogo que sigue las huellas de sus padres.

Despidámoslo con la tristeza por su partida y, como buenos andinos, con alegría, cantando, por lo que nos dio. Me apena saber que la promesa de una jaranita con música y voces ya no será. Con Margot Palomino prometimos cantarle el yaraví El imposible, que era uno de sus “fuertes” (canción preferida, capaz de conmover hasta a las lágrimas). Su primer verso es “Un imposible me mata/ por un imposible muero/ imposible es que consiga/ el imposible que quiero” …). Un verso como ese sabe a yaraví ayacuchano, contraparte del puqllay-juego-carnaval, para reírse, burlarse del mundo entero con roda su coquetería, desenfado y atrevimiento.   
Fuente: Rodrigo Montoya Rojas, columna Navegar río arriba, Barcelona 9 noviembre 2023.

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