La indecencia del poder Judicial es insultante, en un país que dice ser demócrata, defensor de los derechos humanos, merecedor del título de Estado de derecho, y muchísimos otros atributos que acá operan como etiquetas; obviamente inexistentes en la vida real.
¿Como es posible que el presidente del poder Judicial viva tranquilo, contemplando todos los días en la noticias ese drama que significa, para millones de peruanos pobres, la sola presencia de casetas para el pago de un peaje confiscatorio, que cobra a los menesterosos que viven dentro de su radio de acción cuando llevan a sus hijos a las escuelas; comprar en un mercado, hacer cola en pocilgas de maltrato humano que acá llaman hospitales, y otras gestiones que se presentan en la vida diaria de peruanos con escasísimos ingresos? Peor todavía. ¿Cómo digiere este desgarramiento social el presidente del poder Judicial, consciente de que el poder del Estado a su cargo permite que la principal responsable de esta tragedia social, Susana Villarán, goce de libertad viviendo cómodamente en alguna playa del sur limeño, rodeada de infinitos privilegios? Sí, claro. Nos referimos a Susana Villarán de la Puente, delincuente exalcaldesa de Lima quien vendió su cargo a Odebrecht a cambio de once millones de dólares. Dinero que alega, utilizó para reelegirse; aunque condicionado a que prolongue el acuerdo con la firma brasileña por otros tres años, permitiéndole seguir administrando los peajes de una carretera construida por el Estado.
Eso sí, sin exonerar su uso gratuito para los menesterosos ciudadanos que viven dentro del área de influencia de esa concesión. Esta zurda de salón fue la falsaria que destruyó la playa La Herradura con ayuda de Odebrecht. Eso sí, Villarán hablaba de defender a los pobres. ¡Pero les traicionó, a cambio de embolsarse la plata sucia de Odebrecht! Pues esta Villarán se pasea campante, burlándose de millones de indigentes que no tienen agua, electricidad, desagüe; ni pueden transitar libremente –sin pagar peaje– por usar una vía construida y, sobre todo, pagada por el Estado. Vía que Villarán le cedió por 30 años a la corrompedora Odebrecht, para que asalte impunemente a millones de indigentes que viven en Lima Norte, cobrándose S/7.50 por cada viaje desde su choza a su centro de trabajo, el mercado, la farmacia, el hospital, etc. ¡Incluso el cementerio! Pese a tamaño expolio alentado por la confesa corrupta Villarán, sospechosamente ella no tiene juicio abierto. ¿Sabe el magistrado Arévalo?
Seguramente sí. Porque el presidente del poder Judicial, Javier Arévalo, tampoco pestañeó cuando un juez liberó de prisión condicional a la corrupta exalcaldesa. Y tamaño escándalo, en una nación consumida por el desprecio, el odio y el robo –permitido por muchos jueces– debiera avergonzar al juez Arévalo Vela. Porque, siendo cabeza del poder Judicial, jamás debió permitir que Villarán fuese procesada en libertad; mientras millones de ciudadanos pierden días, semanas, meses, años de vida, padeciendo cotidianamente por no tener vías alternas para movilizarse libremente; sin pagarle S/ 7.50 cuando usan las vías que Villarán entregó delincuencialmente a Odebrecht. ¡Incuestionable crimen social!
Columnista Diario Expreso
Foto: Andina
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