Estuve denunciando por este medio en varios artículos y entrevistas televisivas esta patraña sobre la componenda detrás de la propuesta de la bicameralidad, que no era otra cosa que una trampa para permitir que los actuales congresistas tengan un mecanismo de reelección y que para ello se habían confabulado para tramar tumbarse las elecciones primarias en la modalidad de las PASO argentinas, que estaban ya establecidas en nuestro ordenamiento jurídico.
Ayer, se consumó el atropello en la Comisión de Constitución del Congreso, con 17 votos a favor y solo la oposición de 3 votos, se tumbaron en una toda la reforma política que habíamos logrado durante dos años de largos y tediosos debates, durante mi gestión parlamentaria.
Ahora lo van a someter al Pleno y seguramente en un momento de distracción de la población, como sucedió con el fútbol la semana pasada, o entre gallos y media noche, seguro que van a aprobar este despropósito, porque los astutos congresistas saben que es la única manera para continuar parasitando del Estado, porque su mediocridad no les ayuda a buscar otras opciones profesionales o hasta empresariales que les permita tener los ingresos que hoy ostentan.
El dictamen aprobado ayer busca retornar a la forma tradicional de elecciones primarias, donde los dueños de los partidos trafican con las candidaturas, vendiendo al mejor postor, —como en un mercado persa— la posición expectante en la lista congresal, por eso el interés sibilino de los partidos que han votado oficiosos en la Comisión de Constitución para atentar contra el mandato del soberano —el pueblo— al momento de designarse las candidaturas.
Por cierto, la prueba del manejo abusivo y direccionado que hacen en el Congreso es que las mismas bancadas que ayer votaron por esta contrarreforma fueron las mismas que postergaron la aplicación de este modelo de elecciones primarias, por eso nunca se implementó en ninguna de las tres elecciones —desde el 2019 a la fecha— este modelo de las primarias, porque no les conviene a los traficantes que tenemos representándonos en el Congreso.
No les importa el fortalecimiento de los partidos políticos, por eso han vuelto a aprobar que los partidos tengan adherentes —3% del padrón— y no militantes, como exige la ley hoy, para que después literalmente compren las firmas en las calles, a cambio de cualquier regalo o prebenda, todo un despropósito.
Estemos alertas, nuestra democracia está en juego, aquí no tenemos congresistas, sino mercaderes de la política, como si fuera una mafia que han tomado el Parlamento.
Columnista Perú 21
Foto: Andina
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