La inacción del Gobernador y la respuesta del pueblo en Cotahuasi

Por Ubaldo Alvarez A ||

En nuestro país, y especialmente en regiones alejadas como la provincia de La Unión, la realidad de los pueblos es muchas veces ignorada por las autoridades que, desde sus oficinas en las capitales de la región, se olvidan de las necesidades básicas de los pobladores. Lo que ocurrió en la carretera Chuquibamba-Cotahuasi es un claro ejemplo de cómo la inacción  del gobernador regional  de Arequipa puede llevar a las personas a tomar las riendas de su propio destino, aun cuando este deber debería recaer en el Estado.

¿Por qué un gobernador es llamado "de adorno"? Esta calificativa no es gratuita, ni mucho menos exagerada. Los pobladores de Cotahuasi, cansados de años de promesas incumplidas, decidieron no esperar más. Con sus propias herramientas, los pobladores,  agricultores, hombres y mujeres, se unieron para arreglar la carretera R-105, una vía que conecta diversas zonas de la provincia y que ha estado en un deplorable estado durante años. Si el gobierno regional de Arequipa hubiera cumplido su rol, este tipo de acción no habría sido necesaria. Pero, como es común, el Estado falló en sus responsabilidades y dejó a la comunidad en la indefensión.

Lo sorprendente no es solo que los ciudadanos hayan tenido que actuar por su cuenta, sino que, al hacerlo, demostraron una lección de unidad y compromiso que debería ser el ejemplo para aquellos que ostentan cargos públicos. Los pobladores de Cotahuasi no solo arregló una carretera; ellos demostraron que, con organización y voluntad, se pueden lograr grandes cambios, incluso sin el apoyo inmediato del gobierno. Esta actitud, lejos de ser una excusa para la inacción estatal, se convierte en una crítica feroz hacia la falta de previsión y gestión pública.

Lo que más resalta de esta historia es que, a pesar de las dificultades, la comunidad se unió para asegurar el bienestar de todos. Transportistas, comerciantes, agricultores... todos pusieron manos a la obra para asegurar que la carretera fuera transitable, especialmente en épocas de lluvias, cuando el acceso a estas zonas es vital. Este esfuerzo conjunto muestra que la solidaridad y la organización local pueden resolver problemas que el gobierno regional se ha empeñado en ignorar.

La gran pregunta aquí es: ¿Por qué los ciudadanos tienen que tomar responsabilidades que deberían ser del gobernador? ¿Acaso los gobernantes no deben estar al servicio de la comunidad y garantizar que sus necesidades sean atendidas de manera oportuna? Si los recursos existen, ¿por qué no se utilizan para mejorar la infraestructura que es esencial para el desarrollo de las provincias?

Finalmente, la acción de los pobladores de Cotahuasi debería servir de lección para quienes nos gobiernan. Un gobernador no debe ser un simple decorativo, sino un líder activo que defienda los intereses de su pueblo. El hecho de que un pueblo tenga que asumir responsabilidades que no le corresponden es una señal clara de que algo no está funcionando bien en nuestro sistema del Estado. Ojalá que los responsables tomen nota y se comprometan a mejorar, para que las futuras generaciones no tengan que asumir, de nuevo, lo que debería ser tarea del gobernador de turno.
Foto: HBA

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