Tassa una comunidad olvidada ¿Hasta cuándo el Estado continuará ignorando su responsabilidad?

Por Ubaldo Alvarez A ||

Desde hace más de una década, los habitantes del Centro Poblado de Tassa, en la provincia General Sánchez Cerro de la región Moquegua, luchan por sobrevivir en un territorio que, de acuerdo con los estudios técnicos, representa un alto riesgo para sus vidas. Sin embargo, la indiferencia de las autoridades ha sido tan grande que, a pesar de la advertencia hecha por Ingemmet en 2012, la comunidad sigue viviendo en condiciones que ponen en peligro su bienestar. Esta situación no es solo una muestra de negligencia, sino un claro ejemplo de la falta de acción de los gobiernos locales y regionales, que parecen haber olvidado por completo a los ciudadanos que más necesitan ayuda.

Cuando Ingemmet declaró la zona como de "alto riesgo no mitigable", se enviaba una señal clara a las autoridades: la vida de los habitantes de Tassa está en peligro. A pesar de ello, lo único que ha llegado son promesas vacías, sin cumplimiento alguno. Y es que, si nos detenemos a pensar, ¿qué significa que una zona esté considerada de alto riesgo no mitigable? Significa que el peligro de deslizamientos y otros desastres naturales es tan grande que no se puede prevenir con medidas convencionales. ¿Por qué, entonces, las autoridades no han dado respuesta a esta situación tan alarmante?

En 2012, cuando se emitió este informe, ya estaba claro que el reasentamiento de la población era la única solución viable. Sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora es un proceso interminable de burocracia, desinformación y falta de voluntad política para hacer frente a una crisis social que afecta a cientos de personas. En nuestra columna de opinión de septiembre de 2023, ya analizábamos cómo la situación de Tassa parecía no ser prioridad para las autoridades, y lamentablemente, la realidad sigue siendo la misma.

El proceso de reasentamiento comenzó hace más de diez años, pero lo que parecía ser una solución esperanzadora se ha convertido en un doloroso camino lleno de frustraciones. Las autoridades locales, al parecer, solo se han preocupado por seguir adelante con planes y proyectos que jamás se materializan. La Ley de reasentamiento y reubicación, que debería garantizar que los pueblos afectados por desastres naturales reciban el apoyo necesario para reubicarse de manera segura y digna, parece ser solo una norma más olvidada en los anaqueles del olvido administrativo.

Los pobladores de Tassa, cansados de esperar respuestas, decidieron tomar la iniciativa y formar comités para hacer seguimiento al proceso. Aunque estos grupos han intentado, con los pocos recursos de los que disponen, que el proyecto de reasentamiento avance, la realidad es que la falta de compromiso por parte de las autoridades ha dejado a la comunidad en una situación insostenible. A pesar de sus esfuerzos, el resultado sigue siendo el mismo: nada ha cambiado.

Lo más alarmante es que, en este tiempo, cuatro gobernadores regionales, el último en función y varios alcaldes han pasado por el cargo, pero ninguno de ellos ha logrado avanzar en la solución del problema. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cuántos más deben sufrir los habitantes de Tassa antes de que alguien decida tomar acción? El abandono por parte del Estado es tan evidente que ya no se trata de promesas incumplidas, sino de un acto de negligencia constante, de un olvido deliberado.

En 2020, el gobierno regional retomó las gestiones de reasentamiento, pero a día de hoy, los resultados son prácticamente nulos. Las preguntas siguen siendo las mismas: ¿por qué no se ha avanzado? ¿Por qué no se ha garantizado el traslado de las familias que viven en condiciones de alto riesgo? ¿Hasta cuándo tendrán que esperar para vivir en un lugar seguro?

El reasentamiento definitivo de Tassa no es solo una medida necesaria, es una cuestión de urgencia. La vida de los pobladores está en juego. Es fundamental que el Estado cumpla con su obligación de proteger a sus ciudadanos y garantice que las familias de Tassa puedan vivir con dignidad, sin temor a ser arrastradas por un deslizamiento o cualquier otro desastre natural. El tiempo de las promesas vacías ha pasado. Ya es hora de actuar.

A lo largo de la historia, el abandono de comunidades vulnerables como Tassa ha sido una constante. Sin embargo, no podemos seguir permitiendo que situaciones como esta queden en el olvido. Si las autoridades de la región Moquegua realmente comprenden la magnitud del problema, aún están a tiempo de cambiar la historia. Este es el momento de dar respuestas, de invertir en obras de emergencia y de actuar en serio para mejorar la vida de la comunidad. En lugar de esperar más años, más promesas y más excusas, es hora de que el Estado se haga responsable de la seguridad y bienestar de sus ciudadanos.

La reubicación de Tassa no debe ser una opción, debe ser una obligación por ser justicia. El futuro de estas familias depende de ello, y ya es hora de que se les brinde la oportunidad de vivir sin miedo, en un lugar donde puedan prosperar. El momento de actuar es ahora.

Finalmente, El caso de Tassa es una clara muestra de cómo la falta de acción por parte de las autoridades puede condenar a una comunidad a vivir en condiciones indignas. Ya no basta con promesas. La comunidad necesita soluciones reales y urgentes. Es hora de que el Estado, las autoridades locales y regionales asuman la responsabilidad de proteger a los ciudadanos y garanticen su derecho a vivir en condiciones de seguridad. No más demoras. No más indiferencia. El reasentamiento es la única opción, y es una cuestión de justicia social. La vida de las familias de Tassa no puede seguir en suspenso. Es hora de actuar.

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