El ocaso caviar

Por Luis García Miró Elguera ||

En 2002, aparecen por primera vez los caviares situados en el epicentro del poder político peruano. Ocurrió tras la borrachera de festejos del grupo demagógico que contribuyó a encumbrar a Alejandro Toledo, un aprendiz que acabaría enredado en la corrupción más brutal que se conozca. Los caviares gobernaron sin contrapeso alguno. Por supuesto, sin recibir el voto de los ciudadanos. Los orígenes de la sumisión de Toledo ante los caviares fue fruto del chantaje que sufrió el exmandatario, por esa casta que conocía al detalle sus orígenes, trayectoria así como los vicios y las preferencias del llamado hombre de Cabana. 

Los caviares se presentaron como poderosos dueños de la moralidad, príncipes del buenismo y operadores de la corrección política. A cambio de respaldo –muy al estilo gangsteril– los caviares pusieron a disposición de Toledo a su aplanadora mediática, a cambio que les endose el manejo de segmentos estratégicos del Estado como la Justicia (jueces y fiscales), la Educación, y el monopolio de las consultorías y asesorías en todos los sectores públicos. ¡Con la conciencia corrupta que le caracterizaba, Toledo acabó entregándoles el control del gobierno! Así los caviares se convirtieron en un poder omnipotente que hizo y deshizo durante un lustro, dominando todo el espectro estatal arropados por una prensa previamente infiltrada por ellos. Desde la dirección de los medios hasta secciones claves, como las áreas Editorial e Informativa. ¡Fue en ese mismo momento cuando se jodió el Perú! Toledo era consciente de que darles la contra a los caviares podría implicar que, inclusive, él acabe preso y pase el resto de sus días preso en el anonimato de la muerte civil. Y no estaba dispuesto a sufrirlo.

¡Han transcurrido 21 años! Y además de su trapacería como operadores políticos de gobernantes corruptos, los caviares han dejado huella como leales defensores de sendero luminoso y el mrta, a cuyos dirigentes les califican de luchadores sociales. ¡Cuando en rigor fueron genocidas! De esa misma forma, adoctrinaron a fiscales y jueces para que condenen por genocidio a los soldados y policías. Están de testigos el informe de la comisión de la verdad y el museo de la memoria. Pero aún hay más. A decir de los inexistentes resultados de las pesquisas fiscales, Domingo Pérez y Rafael Vela, dos clásicos caviares, se habrían comportado como secuaces de cinco presidentes de la República, sólo imputados por corrupción; aparte de cómplices de Odebrecht y sus socios peruanos, entre los cuales está el exmandatario golpista Martín Vizcarra. Hasta la fecha, todos ellos están libres de acusación fiscal, como sucede con sus pares Toledo, Humala, PPK y Castillo. ¡La lista de crímenes en que ha participado la comunidad caviar podría llenar esta edición entera! ¿Es probable que la sociedad peruana sea tan incapaz de no iniciar lo que los norteamericanos denominan “Class Action” (“Acción Colectiva”) contra los caviares, para obligar a pagar hasta el último sol por sus trapacerías y, simultáneamente, condenarlos a largos años de prisión por el inconmensurable perjuicio moral causado al país?
Columnista:  Expreso
Foto: Perú 21

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