La revelación del Procurador Público Anticorrupción de Moquegua, Carlos Ponce Arpasi, es un llamado de atención urgente que debe repercutir en todo el país. La presencia de dos personas condenadas por corrupción trabajando en el Gobierno Regional de Moquegua es un reflejo de un problema sistémico que socava los cimientos de nuestra sociedad y pone en riesgo la confianza en nuestras instituciones.
Ponce Arpasi ha enfatizado que esta no es simplemente una falla de los sistemas de justicia y control, sino una muestra preocupante de la falta de integridad en el propio ente público, así como en los responsables de la selección y supervisión del personal. Su comparación de esta situación con "tener al violador en tu casa" es impactante y tristemente, muy precisa. La corrupción, como un cáncer, se propaga si no se la combate de manera enérgica y constante.
El hecho de que estas personas condenadas estén trabajando en la institución, aunque sea bajo contratos de servicios, sin pasar por los filtros adecuados para verificar sus antecedentes, es inexcusable. Esto es un claro indicador de que los procesos de selección y contratación están siendo burlados o peor aún, que existen complicidades internas que permiten la contratación y permanencia de individuos corruptos en el poder.
Ponce también ha señalado que Moquegua figura en un lamentable tercer lugar en actos de corrupción a nivel nacional. Esto no es algo que debamos pasar por alto. Más bien, es un llamado a la acción para investigar a fondo las razones detrás de esta alarmante estadística y tomar medidas efectivas para erradicar la corrupción en todos los niveles de gobierno.
La falta de respuesta de los organismos de la sociedad civil ante esta situación es igualmente preocupante. La sociedad civil desempeña un papel crucial en la lucha contra la corrupción al ejercer presión sobre las autoridades y mantenerlas responsables de sus acciones. La apatía o el silencio de estos organismos solo perpetúa el problema.
Es fundamental que se lleve a cabo una investigación exhaustiva sobre este caso en Moquegua, que se identifiquen las debilidades en los sistemas de control y que se tomen medidas para prevenir futuras infiltraciones de personas corruptas en el Gobierno Regional y otras instituciones públicas. Además, es necesario que la sociedad civil, los medios de comunicación y todos los ciudadanos se unan en un esfuerzo colectivo para erradicar la corrupción de nuestra sociedad y restaurar la confianza en nuestras instituciones públicas.
La corrupción no es un problema que deba ser tolerado ni subestimado. Es una amenaza constante para el desarrollo y la justicia, y solo mediante un compromiso decidido y un esfuerzo conjunto podremos superarla y construir un futuro más limpio y transparente para todos los peruanos.
Foto referencial: Ilo Noticias
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