Ha muerto Luis Giampietri Rojas, corajudo exvicealmirante de la Armada Peruana jamás alejado de su Alma Mater. Y sobre todo, un ciudadano valeroso al servicio de su patria. ¡En las buenas y en las malas! Conocí con orgullo a Lucho Giampietri, con quien tuvimos amistad durante muchas décadas. Personaje noble, transparente, valiente al extremo del heroísmo. Hombre disciplinado, marcado por el rigor que le inculcó la vieja escuela de la Marina de Guerra, cuando nuestros hombres de mar aún percolaban el rigor de sus responsabilidades, combinado con la caballerosidad heredada del héroe Miguel Grau, insignia de su Alma Mater. Hombre de trayectoria limpia, de mirada franca, de espíritu transparente -provisto de una personalidad muy definida por la corrección en sus actos y su profundo sentido del deber- hizo de su larga y fructífera carrera naval un ejemplo para todas las generaciones pasadas, así como presentes y futuras, de los hombres de mar del Perú.
Alzaba su voz cuando era necesario, imponiendo autoridad; no sólo por el tono sino en el contenido de sus palabras. Siempre firmes, siempre medidas, siempre adecuadas; pero, sobre todo, siempre acertadas; como solamente suelen hacer los hombres que destacan por su inteligencia, sentido de responsabilidad, e incuestionable espíritu de personalísimo sacrificio. Giampietri es uno de los héroes más visibles de la epopeya antiterrorista emprendida por las Fuerzas Armadas, como por la Policía Nacional, contra sendero y mrta, autores de varios miles de asesinatos que dejaron incontables secuelas de lisiados, viudas, huérfanos e incuantificables daños en la infraestructura privada y pública del país. Giampietri puso el pecho, como muy pocos peruanos lo han hecho -y hacen- por su país.
Aun desde su silla de ruedas, en sus últimos años de heroica vida, Giampietri sobrellevaba una carga nefasta sobre su alma. Vivía consciente de la ingratitud de este país, al que amaba y por el cual tanto hizo. Al extremo de demostrar su heroicidad en un episodio de connotación mundial. ¡Como la toma de la embajada de Japón por terroristas del mrta! No obstante, las oenegés y la Fiscalía a cargo de los caviares, lo zahirieron inexorablemente denunciándolo, procesándolo –y esperaban condenarlo- respaldados por la infamante Corte Interamericana de Derechos Humanos, tras haber participado épicamente en la exitosísima operación ejecutada por el batallón Chavín de Huántar en la Embajada de Japón. Finalmente, Giampietri dedicó sus últimos veinte años de vida a mejorar la Política Nacional, interviniendo como primer vicepresidente en el segundo gobierno de Alan García; y, asimismo, como congresista de la República. ¡Fue un lujo para el Perú haber tenido a un ciudadano no sólo claramente honesto, sino con significativa inteligencia y superior criterio puestos al servicio del país!
Se fue Luis Giampietri, probablemente dolido por la ingratitud de un país estructuralmente desleal con aquellos que -como él y muy pocos más- han contribuido a engrandecerlo como autoridades electas por la ciudadanía. ¡Gloria y honor para él!
Columnista: Diario Expreso
Foto: Andina
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