He perdido la cuenta de cuantas veces escuché a las autoridades asegurando que la criminalidad ha disminuido. El ministro del Interior sale, una vez más, con su verborrea interminable para intentar convencernos de que las incidencias criminales están en caída.¿A quién quiere engañar? Basta con revisar los diarios, canales de Tv o ver las redes sociales para darte cuenta de que lo que él dice no tiene nada que ver con la realidad. La ola de homicidios, extorsiones y robos a mano armada que asfixia al país no solo no ha disminuido, sino que parece estar fuera de control. ¿Cómo puede alguien en el poder tener tan poco contacto con la realidad?
Cada vez más peruanos están hartos de vivir bajo un gobierno incapaz de ofrecer la mínima protección. ¿Qué está haciendo el Ejecutivo para frenar la inseguridad? Muy poco, o casi nada. Las protestas sociales que comenzaron con los transportistas y ahora incluyen a comerciantes extorsionados por mafias son una clara muestra de que el pueblo se siente desprotegido. Los ciudadanos están cansados de pagar "cuotas de seguridad" para poder trabajar, mientras el gobierno mira para otro lado.
Este fenómeno no es solo una cuestión de inseguridad ciudadana. Es una clara demostración de la ineficacia de un régimen que, desde el inicio, ha sido improvisado y desorganizado . No podemos ignorar el hecho de que Dina Boluarte llegó a la presidencia gracias a su lealtad ciega a Pedro Castillo, un hombre cuya visión de país era llevarnos por el camino del totalitarismo, como en Venezuela y Cuba. ¿Cómo confiar en alguien que estuvo tan identificado con ese proyecto?
A pesar de las promesas de cambio y mejora, lo que vemos es todo lo contrario: una crisis socioeconómica en riesgo y una delincuencia que campea libremente. Mientras el país se desangra, Boluarte sigue con una actitud indiferente, inyectando millones de dólares a empresas estatales como Petroperú, que en lugar de aportar a la economía, la están destruyendo. ¿Hasta cuándo seguiremos soportando este desgobierno?
El Perú no puede permitirse seguir bajo un liderazgo que no ofrece soluciones concretas a problemas tan graves como la inseguridad ciudadana. Los peruanos merecemos vivir sin miedo, sin la amenaza constante de un asalto o una extorsión, sin tener que organizar protestas para reclamar lo que es un derecho básico: la seguridad.
Es tiempo de que las autoridades escuchen el clamor del pueblo y dejen de lado las excusas y promesas vacías. Es tiempo de actuar. El país no puede seguir en este estado de indefensión, en manos de un gobierno que parece más preocupado por mantenerse en el poder que por proteger a sus ciudadanos.
Finalmente, la falta de seguridad y la indiferencia del Ejecutivo están llevando al Perú a un punto de quietud. Ya es hora de que las autoridades dejen de hacer oídos sordos y se enfrenten al problema de manera decidida y eficaz. El pueblo está cansado de promesas y excusas, lo que necesita son soluciones reales y tangibles.
Foto: Andina
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