¡Consolidemos nuestra exitosa agroexportación!

Por Luis García Miró Elguera ||

Hace cuatro años, la izquierda blandió la bandera antipatria, exigiendo la cancelación del régimen legal que produjo el milagro del surgimiento de la agroexportación. Este éxito logró convertirnos en uno de los cinco mayores países fruticultores del mundo, tras la quiebra agrícola en los años setenta del siglo pasado y de la gran agricultura, sepultada por la infausta reforma agraria velasquista.
En noviembre del año 2020, volvieron las violentas movilizaciones de vendepatrias protagonizadas por sujetos disfrazados de trabajadores del campo, repitiendo aquel mensaje canalla y mendaz de la “explotación de los trabajadores del agro”, mientras en la agroindustria existía el pleno empleo, una realidad que, evidentemente, jamás había ocurrido antes en algún gremio productivo de nuestro país.
El corrosivo complejo social impulsado por las izquierdas del mundo —resultado del odio a las exitosas reformas socioeconómicas que introdujo el gobierno de Alberto Fujimori— sigue optando por la miseria, el abandono, la falta de trabajo y, por cierto, el malestar general de la población, antes que, al menos, guardar silencio ante la incontrastable realidad de que las políticas zurdas siempre han sido hambreadoras y corrosivas para los intereses de los peruanos. Excepto, claro está, para aquellas dirigencias de las izquierdas que viven abocadas a generar dicho malestar, porque con ello gozan de un magnífico pasar.

Venimos repitiendo —porque un país sin memoria está condenado al fracaso— que Francisco Sagasti es culpable del daño que ha sufrido el fruticultor peruano quien, hasta el año 2020, seguía generando éxitos tras éxitos al país como emprendedor agrícola, decidido a seguir transformando nuestros arenales en auténticos vergeles para producir allí las frutas que demanda el mundo. Motivo por el cual, hoy nuestro país es una de las cinco primeras potencias exportadoras de este rubro en todo el planeta.

Antes de la vigencia de la citada ley 31110 —bautizada como ley Chlimper y derogada por el transitorio interregno que gobernó el vil Sagasti— no existía un solo metro cuadrado de agroindustria y nuestros desiertos permanecían como interminables extensiones inútiles para la sociedad. Repetimos: Sagasti gatilló esta crisis en el, hasta aquel momento, triunfante gremio agroexportador.

¿Cómo? Arrodillándose ante masas enardecidas contratadas por la izquierda para protestar contra una norma que consolidó el milagro agroexportador, prometiéndoles el oro y el moro a los trabajadores agrícolas. Pero aquel ofertorio resultó absolutamente falso, ¡porque decenas de miles de trabajadores acabaron quedándose sin trabajo! Según refiere el presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AFAP): “En los años noventa se arregló el país quebrado (por Velasco) y en el 2000 se creó una ley de promoción agraria que fue derogada en 2020 por una ley que nada tiene que hacer con el productor agrario”.
Afortunadamente, hace tres días, con 13 votos a favor y dos en contra, la Comisión Agraria del Congreso aprobó el dictamen de la Nueva Ley Agraria que beneficiará a la agroexportación, fijándose a ese sector un 15 % como impuesto a la renta, similar al que disponía la norma anterior derogada, repetimos, por el infausto Sagasti.
Columnista Diario Expreso 
Foto: Andina 

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