El cable, internet y las redes sociales hacen posible que, ipso facto, estemos enterados prácticamente de todo lo que ocurre en el mundo. No existe país en América, inclusive los Estados Unidos, que no esté siendo impactado por la diáspora venezolana huyendo del socialismo. Sabemos que Bolivia está al borde del precipicio social-económico gracias a Evo. En Brasil, Argentina, Perú, Chile y Colombia optamos por funestos gobiernos rojos, aun cuando sabíamos hacia dónde nos conducirían. Entonces, ¿por qué los latinoamericanos hemos recaído en el socialismo?
Razones concomitantes existen diversas, seguro que sí, pero, coexisten con un factor común: el deficiente nivel educativo recibido por los jóvenes, incluido el universitario, incorporándose sesgo ideológico comunista, generador de profundas divisiones sociales, de las que se alimentan las organizaciones políticas, reforzándolas a través del discurso del odio, del rico contra el pobre, lo rural contra lo urbano.
Las redes sociales nos inundan de información. Entonces nadie con celular queda excusado por desinteresarse de la política, claro, respetando siempre su derecho de no informarse, de creerle, de elegir al delincuente que le roba desde el cargo público, manteniéndolo rehén de la pobreza, Así, muchos prefieren los beneficios del populismo, optan por creer u otorgar el beneficio de la duda a los de siempre, a los que les roban. Esto increíblemente acaba de ocurrir en Argentina, siendo superado el libertario Milei por el socialista Sergio Massa, candidato del funesto peronismo.
Parecería preferirse la precariedad cotidiana, recibiendo dádivas, bonos, subsidios del Estado. Es que la cultura de la pobreza, hace mucho, fue instalada, inducida, internalizada. Es el porqué, en zonas populosas mayoritariamente se eligen candidatos de izquierda, y no casualmente son lugares en las que el alto consumo de cerveza en fiestas y polladas domingueras, pero casi nulo el tarrajeo y pintado de casas; pero claro, siempre la culpa de su modo de vida será El Otro, El Malo, El Rico.
Todos los americanos conocemos y disentimos de las nefastas consecuencias del gobierno chavista, del kirchnerismo o de cualquier gobierno con ideología o dogma socialista; Pero, por alguna razón, estamos prefiriendo retroceder el camino avanzado, condenando a nuestros países a transitar por la ruta de la pobreza. Insisto, la explicación es el bajo nivel educativo politizado al que históricamente y exprofesamente han sido sometidas las mayorías que no casualmente se encuentran en las zonas rurales y poblaciones periurbanas.
Quijotes, en el ámbito nacional, esta es la explicación del porqué en Comas, Villa El Salvador, San Juan de Miraflores, Ate, La Victoria, Lince, Ventanilla, Ayacucho, Trujillo, Huánuco, Pasco, Puno y en toda ciudad que pareciera no haber avanzado desde su fundación, recurrentemente son electos delincuentes disfrazados de políticos con el discurso del socialismo.
Los eligen, los odian, pero, los vuelven a elegir; ¿por qué?… pues porque a muchos les conviene el populismo, a otros les beneficia la corrupción, una buena cantidad ya está formada acostumbrada a la pobreza, y… ¡los políticos lo saben!
Finalmente, hasta que prioricemos la educación, el socialismo en los países latinoamericanos sólo será rechazado si es ajeno.
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