Moquegua: En medio de la majestuosidad de la cuenca del río Coralaque, un helicóptero sobrevoló, revelando ante las autoridades la impactante huella de contaminación que marca sus aguas. Este escenario, que parece extraído de una película de ciencia ficción, es una realidad alarmante en la región de Moquegua. Las imágenes, un mudo testigo de la degradación ambiental, dejan en claro que la contaminación tiene un nombre: Minera Aruntani SAC
Las autoridades de Moquegua, en su deber de proteger el bienestar de sus ciudadanos, han solicitado una audiencia con la presidenta Dina Boluarte, clamando por su intervención inmediata. La situación es crítica y el llamado a la acción es urgente. El ejecutivo, con su poder y autoridad, debe garantizar la remediación de este desastre ambiental.
Lo que resulta aún más desolador es el hecho de que la minera Aruntani ya no opera y su proceso de cierre se encuentra en un limbo. La empresa estatal AMSAC, a pesar de recibir una considerable suma de 21 millones de soles, parece haber quedado en deuda con la responsabilidad de la remediación. Esto es un reflejo de la pasividad del Ministerio de Energía y Minas, que debe tomar medidas contundentes para resolver este problema.
La voz de la Federación Agraria y Ambiental de Moquegua (FACAREMOQ), respaldada por la Confederación Nacional Agraria (CNA), ha resonado alto y claro. Presentaron pruebas contundentes de la contaminación en más de 1200 folios a diversas instituciones, desde el OEFA y ANA hasta el Ministerio de Salud, el MINAM y el Ministerio de Agricultura. Incluso, se llevaron sus preocupaciones a la Municipalidad Provincial de Mariscal Nieto y al gobierno regional de Moquegua.
Sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido engañosa. Han minimizado la evidencia de contaminación, lo que solo prolonga la agonía de los ríos Coralaque y Tambo. Solo ahora, después de años de pasividad, parecen dispuestos a solicitar la intervención del gobierno central y la contratación de abogados ambientalistas. Esto nos lleva a una pregunta inquietante: ¿Cómo es posible que la gobernadora desconociera la magnitud del problema?
La historia de los pobladores afectados de Pachas, que se manifestaron en mayo de 2021 en busca de atención a sus peticiones de remediación, es una evidencia dolorosa de la negligencia continua. La falta de acción y la demora en responder a sus demandas han causado un daño irreparable al medio ambiente y por extensión, a la salud de la población.
Este es un momento de reflexión y de acción para todos nosotros. La historia de la contaminación en Moquegua es una advertencia de los riesgos que enfrentamos si no somos guardianes responsables de nuestro entorno natural. La contaminación de los ríos Coralaque y Tambo no es solo un problema ambiental, es un problema de salud pública que requiere una solución inmediata y eficaz.
La presidenta Dina Boluarte y las autoridades pertinentes deben liderar el esfuerzo para remediar este desastre. La población de Moquegua y todo el país esperan medidas concretas que restauren la belleza y la pureza de estos ríos y garanticen la salud de la comunidad. La indiferencia no es una opción; es hora de actuar en defensa de nuestro medio ambiente y nuestro futuro.
Fotos: Prensa Libre Ilo
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